Hace poco impartí una charla para padres en el colegio de mis hijos sobre cómo puede afectar a los niños el uso de pantallas, tecnología y redes sociales, y eso me hizo recapacitar sobre la importancia de reforzar los procesos de verificación de identidad para proteger la integridad de los menores, ya que muchos de los peligros que subyacen en la Red se deben a cuentas e identidades falsas.
Aunque el trabajo que desarrollamos en Mobbeel me otorgaba autoridad para tomar la palabra y dar esa charla, también era consciente de los muchos errores que cometo en mi día a día, así como del largo camino que aún queda por recorrer.
Quiero dejar claro que la tecnología no es buena ni mala por sí misma, sino que todo depende del uso que se haga de ella.
Esto ha provocado que, en la actualidad, existan dos corrientes de opinión que chocan frontalmente. Una aboga por fomentar la seguridad mediante procesos de validación de identidad más estrictos, mientras que la otra prioriza la libertad y argumenta que los distintos organismos gubernamentales pretenden controlarnos a todos y socavar nuestra privacidad.
Como siempre, un debate difícil. Creo que en el equilibrio se encuentra la virtud.
¿Cuáles son los riesgos para los niños del uso excesivo de tecnología y pantallas?
Dependencia tecnológica
Los diseñadores de apps y redes sociales utilizan diversas técnicas para enganchar a los niños y a los usuarios en general. Estas técnicas, basadas en principios de la economía del comportamiento, la psicología y la neurociencia, están diseñadas para aprovechar las vulnerabilidades de la mente humana.
Imagínate esto: estás en el sofá, tomándote un descanso de cinco minutos, pero en cuanto sacas el móvil… ¡zas!, te pierdes en un mar infinito de publicaciones, videos y memes. ¿Te ha pasado? No es casualidad.
Las aplicaciones de juegos gratuitos y redes sociales están diseñadas para engancharte. Cuanto más tiempo pases dentro, más anuncios te mostrarán y más dinero ganarán. Así de sencillo. Sus creadores no velan por tu salud ni por la de tus hijos. Su único fin es lucrativo, y para ello necesitan tenerte enganchado delante de una pantalla.
Una de sus estrategias más efectivas es el scroll infinito o desplazamiento automático: bajas y bajas, pero nunca llegas al final. Siempre hay algo más esperándote. Nunca sales de la aplicación. Lo ves en cualquier red social: Instagram, TikTok, Facebook…
Y si en algún momento logras salir, las notificaciones están ahí para traerte de vuelta. Yo mismo quise “desengancharme” en su momento de Instagram y desinstalé la aplicación. A las pocas semanas, empecé a recibir notificaciones por correo electrónico con anzuelos para volver a conectarme. Imposible no picar. Cuando me quise dar cuenta, ya estaba de vuelta a las andadas, navegando en la versión web de mi red social favorita.
Un nuevo «me gusta», un comentario, una actualización… Todo está calculado para que vuelvas a abrir la app una y otra vez.
Pero lo más adictivo de todo es la validación social. ¿Alguna vez te has sentido bien al recibir un montón de «me gusta» o comentarios positivos en una publicación? Es como una pequeña dosis de felicidad instantánea. Según los expertos, esto puede hacer que dependamos de estas reacciones para sentirnos bien. Dopamina lo llaman: ese neurotransmisor que liberamos ante las recompensas inmediatas. Imposible no engancharse a esa sensación de placer efímero.
En el documental El dilema de las redes sociales, el especialista Tristan Harris (ex-Google) lo resume en una frase potente: «Estamos criando a una generación que, cuando se siente sola o incómoda, recurre a estos ‘chupetes digitales’ para calmarse.» Y claro, el problema es que, con el tiempo, perdemos la capacidad de afrontar emociones incómodas sin una pantalla de por medio.
Así que la próxima vez que cojas el móvil sin pensarlo… tal vez sea el momento de preguntarte: ¿quién tiene el control, la app o yo?
Impacto en la salud y el desarrollo
- Problemas psicológicos y cognitivos
Vosotros lo sabéis, no hace falta que os lo cuente, pero aquellos que tienen hijos o pasan tiempo con niños pequeños saben bien cómo les afecta el uso de pantallas y consolas.
Yo mismo lo veo cuando le quito la consola a mi hijo: enseguida le cambia el humor y se pone más irritable.
Los niños de hoy en día tienen menos paciencia y, en parte, esto está provocado por el uso de pantallas, shorts, reels y redes sociales. Pasan de estímulos rápidos, constantes e inmediatos al biorritmo del mundo natural. Para ellos, eso es muy difícil de aguantar. Aburrimiento garantizado.
¿Y qué decir de los libros de hoy en día?
Haced la prueba: buscad un libro de cualquier colección que leyerais de pequeños y conseguid una edición actual del mismo. ¿Notáis alguna diferencia? Los libros actuales rara vez tienen párrafos de más de dos o tres líneas y están llenos de dibujos. Si les dais la edición antigua a vuestros hijos, lo más probable es que os la tiren a la cara.
Todo esto lleva, inexorablemente, a una reducción en la capacidad de memorización y retención de nuestros jóvenes.
Pero los jóvenes también pueden verse afectados en su salud física por el abuso de las nuevas tecnologías. De hecho, en menores de 6 años, una elevada exposición a las pantallas puede incluso provocar alteraciones en el cerebro.
Algunas de las consecuencias del abuso de pantallas pueden ser:
- Alteraciones del sueño.
- Tics nerviosos.
- Dolores de cabeza.
- Problemas visuales.
- Problemas musculoesqueléticos.
- Obesidad.
- Etc.
Acceso a contenido inapropiado
La tecnología ha abierto un mundo de posibilidades, pero también expone a los niños a contenido que no siempre es adecuado para su edad. Internet no distingue entre adultos y menores; está lleno de rincones oscuros donde pueden encontrarse con material que puede afectar su desarrollo emocional y psicológico. Veamos algunos de los principales riesgos:
Material pornográfico
El acceso a la pornografía es más fácil que nunca. Basta con una simple búsqueda o un enlace compartido para que los menores se topen con contenido explícito que no solo no está pensado para ellos, sino que también puede distorsionar su visión sobre la sexualidad y las relaciones.
Estaremos de acuerdo en que la educación sexual debería venir de los padres y la escuela, no de páginas web que presentan una versión irreal y muchas veces tóxica del sexo.
Juego y apuestas online
Las plataformas de apuestas han encontrado en internet un negocio millonario, y aunque muchas tienen restricciones de edad, los menores pueden acceder fácilmente con datos falsos. El riesgo aquí no es solo perder dinero, sino generar una adicción que puede afectarles durante toda su vida. La ludopatía juvenil es una realidad preocupante, y las apuestas online son una puerta de entrada peligrosa.
Nosotros en Mobbeel colaboramos con muchas empresas de juego y apuestas online en los procesos de verificación de los usuarios para validar su identidad y evitar que ni menores de edad ni jugadores que aparezcan en bases de datos de ludopatía, puedan registrarse.
Contenido con lenguaje vulgar y ofensivo
Los niños están expuestos a insultos, amenazas y un lenguaje agresivo en redes sociales, los videojuegos online y plataformas de streaming. Aunque a primera vista pueda parecer inofensivo, la normalización de este tipo de comunicación puede afectar su forma de relacionarse con los demás e incluso influir en su comportamiento fuera de la pantalla, cuando se relacionan con los demás en el mundo real.
Foros y webs que promueven conductas peligrosas
En internet existen espacios que fomentan ideas extremas y dañinas.
Hay comunidades y foros donde se los jóvenes se apoyan los unos a los otros en sus trastornos alimentarios, reforzando enfermedades tan peligrosas como la anorexia o la bulimia.
Hay espacio para captar adeptos a casi cualquier causa: terrorismo, racismo o incluso el cambio de género. Los niños y adolescentes, en su búsqueda de identidad y pertenencia, pueden caer en estos entornos sin darse cuenta de los peligros que implican.
Videojuegos con violencia extrema
No todos los videojuegos son malos, pero algunos contienen imágenes de violencia, tortura o conductas crueles que pueden insensibilizar a los menores.
¡Ojo a lo que comparten los niños!
El peligro no está solo en lo que consumen, sino también en lo que publican. Por lo tanto el peligro es bidireccional.
Nuestros hijos pueden llegar a compartir fotos, datos personales o información sensible sin ser conscientes de las consecuencias que esto puede acarrear tanto para el niño como para la familia.
Algoritmos: polarización y privacidad
Polarización de los algoritmos
A día de hoy, aunque presiento que por poco tiempo, Google sigue siendo el principal buscador del mundo.
Digo lo de por poco tiempo, porque las tendencias indican que cada vez usamos más los chatbots de IA para realizar búsquedas de todo tipo, lo que lleva a zero clic answers.
El segundo buscador es Youtube.
¿Sabes cuál es el tercer mayor buscador?… ¡TikTok!
Nuestros jovenes, nuestros hijos, no irán a buscar información en google, ni a contrastar noticias en las distintas versiones de los periódicos online. Ni si quiera verán un telediario. Su principal y casi única fuente de información serán los chatbots de IA y las redes sociales.
Contra lo que todos creemos, TikTok ya no es una red social enfocada para el entretenimiento de los más jóvenes. TikTok es una red en continuo crecimiento que también lo usan adultos de todas las edades. Además el uso, que inicialmente era para divertirse, ha pasado también a la información y la formación.
¿Pero sabes cuál es el problema de todo esto? Exacto: que delegamos ese proceso de información en el algoritmo. Pasamos de una búsqueda activa de información a una recepción pasiva en la que un algoritmo que no controlamos decide qué debe mostrarnos.
¡Burbuja informativa!
Privacidad y control de nuestros datos
Google guarda una cantidad ingente de información y datos de todos y cada uno de nosotros, básicamente un perfil con todas las búsquedas que hemos realizado a lo largo de nuestra vida.
Además, gracias a diversos mecanismos de recopilación de información, la compañía sabe dónde has estado, qué has buscado, qué anuncios has visto, qué aplicaciones utilizas, qué vídeos ves en YouTube, en qué eventos has estado, los correos electrónicos que envías y recibes, tus fotografías y hasta la información que has eliminado.
Y si esto ocurre con Google, podemos extenderlo a todas las redes sociales.
Hemos llegado a un extremo en el que las empresas tecnológicas nos conocen mejor a nosotros que nosotros mismos con el objetivo de poder ofrecer a sus clientes información para poder realizar una publicidad muy segmentada.
Juegos: adición y gratuidad
Cuando algo es gratis, está claro que el producto eres tú.
Los juegos con loot boxes, cajas, paquetes o sobres sorpresa que se pueden comprar dentro del juego sin saber qué te va a tocar, así como aquellos que incluyen elementos de azar, como ruletas, generan una adicción similar a la que experimenta un ludópata frente a una máquina tragaperras. Hay que tener mucho cuidado con estos juegos porque podríamos estar creando a los jugadores compulsivos del mañana.
De hecho, ya existen medidas para regular estos mecanismos y España va a regular el uso de loot boxes en los videojuegos para los menores.
Cuentas falsas y fraude de identidad
Verificación de la identidad en el metaverso
El metaverso es un entorno digital donde las interacciones se llevan a cabo mediante avatares, lo que plantea un gran desafío en la verificación de identidad. ¿Cómo sabemos quién está realmente detrás de un avatar? La falta de mecanismos sólidos de validación puede dar lugar a suplantaciones y fraudes.
En este contexto, es vital unir una identidad real al avatar que usamos en el mundo virtual. Una manera eficaz de enlazar ambas identidades, la real y la virtual, es usando tecnología de onboarding digital para validar la identidad de una persona a través de su documento de identidad y reconocimiento facial.
Por cierto, por si aún no lo sabías, Fornite o Roblox son metaversos. No son un metaverso descentralizado, porque son privados y pertenecen a empresas, pero al fin y al cabo metaversos.
Validación de identidad en redes sociales
Las redes sociales han sido históricamente un terreno fértil para la creación de cuentas falsas. Esto facilita la difusión de desinformación, el fraude y el acoso anónimo. Algunos países ya están implementando medidas para que los usuarios verifiquen su identidad mediante documentos oficiales o autenticación biométrica.
Además, existe el peligro asociado a la suplantación de la identidad de otro usuario en las redes sociales.
Ciberacoso
El ciberacoso es una de las mayores amenazas de la era digital. Insultos, humillaciones, difamaciones y amenazas a través de redes sociales, chats como whatsapp o videojuegos pueden generar graves consecuencias psicológicas en los menores de edad.
El acoso escolar ha existido toda la vida, pero en el mundo digital se pueden ampliar las consecuencias. Además, la facilidad con la que los agresores pueden ocultarse detrás de perfiles anónimos agrava el problema. Por eso es fundamental educar a niños y adolescentes sobre el uso responsable de la tecnología.
Grooming
El grooming es una forma de abuso en la que un adulto se hace pasar por un menor para ganarse la confianza de niños y adolescentes con el fin de explotarlos o manipularlos. Esto suele ocurrir en redes sociales, plataformas de juegos y chats online. La verificación de identidad y el control parental juegan un papel clave en la prevención, pero también es crucial concienciar a los más jóvenes sobre los riesgos y la importancia de no compartir información personal con desconocidos en internet.
Deepfakes
Los deepfakes son vídeos, audios o imágenes manipuladas mediante inteligencia artificial para hacer que una persona parezca decir o hacer algo que nunca ocurrió. Aunque esta tecnología tiene aplicaciones legítimas, su uso malintencionado puede causar desinformación, extorsión o difamación. La lucha contra los deepfakes implica el desarrollo de herramientas para detectar contenido manipulado, así como la promoción del pensamiento crítico para que los usuarios no caigan en la trampa de la desinformación.
¿Y qué podemos hacer para proteger a los menores de edad en Internet?
Para proteger a los niños y menores de edad en internet podemos establecer controles parentales. Estos controles parentales se pueden poner a distintos niveles y de múltiples formas:
- A nivel de Aplicaciones (móvil, ordenador o consola). Family Link
- A nivel de Sistema Operativo (MAC, Windows) (tiempo pantalla)
- A nivel de Navegador (extensiones, filtros)
- A nivel del Router.
- Listas negras/blancas páginas web.
- Filtros por palabras clave (“sexo”, “porno”)
Estos controles serán suficientes en la mayoría de los casos, pero hemos de ser conscientes de que si un menor se quiere saltar un control parental, encontrará la forma de hacerlo, porque no se le pueden poner puertas al campo. Al final, la educación y la concienciación son las herramientas más poderosas que tenemos para proteger a los menores.
El uso de Proxys o VPNs para acceder a contenido bloqueado en algún área geográfica, navegadores en modo incógnito, cambios de contraseña o incluso conectarse a la web del vecino, son algunas de las técnicas que pueden utilizar para saltarse estos controles. Podríamos ahondar más en ellas, pero creo que estarás de acuerdo conmigo en que es mejor no darles muchas pistas de cómo poder «puentear» los controles, ¿verdad?
Conclusión: soluciones y consejos prácticos para una vida saludable
Nuestros hijos son nativos digitales y han de crecer y desarrollarse en la época que les ha tocado vivir. Por lo tanto, no se trata de convertirnos en talibanes digitales y eliminar cualquier contacto con un móvil o un ordenador, ya que la tecnología no es mala perse, pero hay que usarla de manera adecuada.
Algunos consejos que aportan los expertos son:
- Establecer horarios sin pantallas, como en las comidas o cuando estemos compartiendo tiempo en familia.
- Desconectar de la tecnología y las pantallas un par de horas antes de dormir.
- Realizar todo tipo de actividades al aire libre u offline: deporte, lectura, etc.
- Educar y sensibilizar sobre los peligros que supone compartir información en Internet.
Pero todas estas recomendaciones, al final no servirán de nada si no somos nosotros los primeros en dar ejemplo en nuestros hogares.
Como ves, este es un tema que nos preocupa como empresa. Podríamos decir que los deepfakes o los delicuentes que se esconden detrás de una identidad falsa son nuestra Némesis. Trabajamos con denuedo por evitar el fraude de identidad o el acoso a los niños, pero sin una educación adecuada, todos nuestros esfuerzos serán inútiles.
Contacta con nuestro equipo si quieres establecer mecanismos robustos de verificación de identidad en tu organización..
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Soy Ingeniero Informático y amante del Marketing, Comunicación e Internacionalización de empresas, tareas que desarrollo como CMO de Mobbeel. Soy muchas cosas, algunas buenas, muchas malas… perfectamente imperfecto.
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En esta dualidad analógico-digital, uno de los procesos que sigue siendo crucial para garantizar la seguridad es la verificación de identidad a través del reconocimiento facial. La cara, siendo el espejo del alma, proporciona una defensa única contra el fraude, aportando fiabilidad al proceso de identificación.